La oferta del menú salva algunas carencias del servicio. Fundamenta: El no uso de mascarillas del personal. Si bien no es obligatorio, rechazamos que se vuelquen sobre los platos las microgotas de la conversación con los mozos que sirven las mesas. Los cubiertos son ofrecidos de un soporte en cada mesa y no se observa que se apliquen normas de higiene mínimas. Por otra parte, los precios son adecuados (no es "barato" pero son aceptables).
Una decepción. Salimos a buscar un restaurante en el prado y encontramos éste. Como nos dijeron que estaría muy concurrido a las 13 horas de un domingo fuimos más temprano. A sugerencia del mozo (y por ser 29) pedimos ñoquis. De papa y boniato. Resultaron insulsos y eran unos dados de masa en una salsa muy pobre. Puede y debe mejorar, porque el lugar está bien ambientado y es acogedor. Nos cayó mal que el personal no utilice tapabocas. Casi en el mismo momento de entrar estuvimos por irnos.
No me convenció un delivery de revuelto gramajo. Demasiado cocinado y todo desarmado, las papas por un lado y el huevo por otro. No llegó con una temperatura que tentara comerlo y hubo que recalentarlo. Debe y puede mejorar.
La atención de los mozos es muy buena, con sugerencias y más. Si la cocina cuidara un poco más la salida de las comandas podría calificarse mejor, porque la relación calidad-precio es muy buena y la limpieza (con alguna excepción en los baños) está cuidada en estos tiempos. Un chivito pedido llegó frio a la mesa. Quizás manteniendo los platos calientes hasta que el mozo los retira para llevarlos a la mesa se solucionaría el problema. De todas formas, volveremos. Aceptan tarjetas y en el caso de Santander tiene una bonificación.
Me contagié Covid. Y fue en una cena en este restaurante. Mínimas medidas de higiene. Poco espacio entre mesas, especialmente en el interior. Las mesas están tan cerca una de otra que todas las conversaciones deben ser en alta voz para poder comunicarse en una mesa de 4. Otra vez el lugar está destinado a cambiar de administración. Es una buena ubicación, pero lamentablemente no mantiene una buena relación precio-calidad. Los platos vienen "pelados", sin guarnición y hay que pedirla aparte. Y el personal deja mucho que desear, no se le cae una sugerencia. La cocina es pobre de presentación.
Me quedó algo más por comentar: No me banco esperar una hora, aceptar la mesa que te indican y no poder elegirla y además: no poder pagar con tarjeta. Puede que sea "barato" `pero no es ni por asomo lo que uno espera en una salida a comer con la familia. Piénselo dos veces: vaya a un restaurante con buen aire acondicionado, con sus mesas con mantel y pague un poco más !!!
Excelente lugar para tragos y una picada en la tarde/noche. Buen estacionamiento y una vista de la costa inmejorable. Precios razonables y atención de primera.
Habíamos dejado de ir a este restaurante de Carrasco porque tuvo diferentes administraciones en los últimos años y no nos convencía por las referencias de familiares y amigos. Pero ayer, ante una elección y reserva de mesa de unos familiares, aceptamos concurrir. El "cubierto" es una risa. Para una mesa de 4 personas ($720) sirven dos ramequines con salsa criolla (pobre) y perejil en aceite. De los 4 platos servidos solamente se salvó el bife de pescado. Todos los platos sin ningún acompañamiento. Un matambrito de cerdo llegó a la mesa seco y sin gusto, un stroganoff de pollo servido en una especie de guiso de arroz, sin opción de cambiar el arroz, que nadaba en una salsa "porque viene así". Una tortilla a la española sin las clásicas papas previamente cocinadas más parecia una tortilla de verdes, con muy poco huevo. Cuando estábamos aún con el pan del cubierto vino la moza y retiró la panera y los platos de apoyo. El agua mineral que pedimos estaba a temperatura ambiente, una limonada sin mezclar y con muy poco gengibre. En resumen: un desastre de cena. El salón es extremadamente ruidoso y molestan conversaciones de mesas aledañas. No volveremos !!!
En el local de Punta Carretas mantiene el nivel que tenía en Carrasco. Muy buena atención, los platos acordes con el precio ($$$$$), las condiciones protocolares contra el contagio de Covid muy respetadas (febrero 2021). Las pastas, recomendables, los postres idem.
Se paga poco, pero el servicio es muy pobre, tipo "boliche de barrio". Las carnes, como las del medio tanque de la esquina. $$$ estaría mejor en la información a los desprevenidos. Cuando busco una info quiero que sea cercana a la fecha en que iré al restaurant, no de años anteriores, por esto es que escribo este comentario. Concurrimos en febrero 2021 pero el servicio no colmó nuestras expectativas.
Debería reclasificarse a $$$$ (4 comensales, con postre y sin vino pagan $ 4.600). No conforma una atención demasiado "melosa" del propietario y una calidad de platos que deja alguna duda sobre "el chef" que atiende la cocina. Un exceso de gelatina en los postres, por ejemplo. La pasta servida a temperatura ambiente en vajilla inadecuada
Este restaurante tiene característica de bar, con un menú sencillo, pero muy ágil en la entrega a la mesa y de precio muy adecuado al servicio. El menú ejecutivo tiene platos abundantes y el postre muy sabroso. Bebida y propina incluída no pasa de $ 600 por persona. Tiene descuento con tarjetas banco santander.
Si no fuera por el tiramisú calificaría "Malo".Pedí un bife angosto.Además de angosto fue fino y abundante en grasa y tendones.Mucho desperdicio. El personal para la atención de las mesas es abundante pero la calidad de la mercadería es muy rancia. El precio es desorbitante (el bife de unos 150 gramos: $ 590).Esto hace que dos comensales erogen $ 2.400 propina incluída (con postre, gaseosas y sin vino).Muy desconforme, no volvería.Repitió un risotto mal hecho hace unos meses atrás.Error fue intentar nuevamente, pensando que hubiera mejorado.Por otra parte, en plena pandemia no han distribuído las mesas guardando distancia social.
Lisandro se ubica en una casa compartida con "La linda" en calle Potosí. Llegando la impresión no es buena, en el jardín del frente una fuente de azulejos (en desuso) luce muy deteriorada. Nos ubicamos en dos mesas (juntas, para dos personas cada una). Ambas mesas tenían manchas circulares de botellas o vasos. La silla en que me iba a sentar tenía migas de pan, seguramente de un anterior cliente. El piso, sucio. La moza tira sobre la mesa un menú en papel muy manoseado. Ella maneja dinero en efectivo y luego entrega cubiertos y platos sin higienizarse. Trabajan sin mascarilla. Los chicos de delivery entran y salen entre las mesas, entregan y reciben dinero en efectivo de la misma moza. Todo constituye un gran riesgo sanitario en estos tiempos de pandemia.
Poco personal para un domingo a medio día
Servicio entre BUENO y MUY BUENO. Le doy el beneficio de la duda y califico muy bueno porque fue nuestra primera vez. Precios normales, unos $ 800 per cápita sin vino pero incluyendo postre. Pensaba que tenía menos años trabajando, porque algunos problemas ya deberían de haber corregido: indicaciones para llegar (no hay cartelería), solamente aceptan pago en efectivo, gran demora en la atención por carecer de personal suficiente (Ana Laura, la moza, hace maravillas, desde atender a más de 8 mesas a la vez hasta preparar la adición y cobrar), estacionamiento en la calle y no están preparados para recibir niños (sí mascotas - perros -). Las buenas: los platos están muy bien servidos (excelente decoración), no son abundantes pero sí suficientes, el ambiente (tanto interior como exterior es agradable, bien puesto, sin olores desagradables a cocina, el pan tibio y bebidas bien frías (cobran $80 el cubierto, un poco exagerado para lo que entregan, más pensando en la demora en atender). Quizás debería volver para comprobar que en caso de no tener que atender tantos clientes la atención sea mejor.
Ha decaído notoriamente la atención del personal. Y además:qué mal la cocina !!! Un risotto servido como un arroz mal cocinado. Se espera un risotto cremoso, con sabor a queso (preferente parmesano) y no los granos de arroz segregados, como en cualquier arroz recalentado.El parrillín para tres un desastre !!! Chinchulín nada crocante, gomoso, el riñón recocido. la tirita de asado de la peor calidad, pedida a punto se recibió seca, un solo chorizo y una sola morcilla para tres personas y el precio ($ 1.900) exagerado. Un pequeño corte de cerdo, lo único salvable. El vino pedido 'a temperatura ambiente' no es a 30 grados. Es a la temperatura de la cava, no la vecina a la parrilla. Una cena para 5 personas que pagamos $4.500 pesos (con el descuento del 10% por pagar en efectivo) y que no colmó nuestras expectativas. No vale la pena molestarse a ir desde carrasco, que tiene lugares excelentes, para recibir un servicio realmente pobre, decididamente malo, no da para volver. Nada recomendable.
No llega al máximo de calificación por algún plato de pasta que resultó "pobre". No asustan los precios, porque una botella de vino ($550) incide sensiblemente en el total pagado (propina incluída, regular del 10%) fue de $5.000 para una cena de 4 personas (sin postre). Excelente y recomendable la ensalada César y abundante el plato de brótola grillé. El lugar es agradable, da para conversar (poco ruido ambiente) La atención del personal es adecuada, sin llegar a ser extraordinaria. Recomendamos probar la humita, muy bien presentada. Hay promo de tarjetas. Estacionar puede ser complicado, pero siempre hay un "cuidador" en la vuelta.
Se publican y leen solamente dos comentarios, de enero y mayo 2016. Esto no alcanza para seleccionar a este restaurant cuando salimos a comer. Por eso tratamos de comunicarnos directamente con el restaurant en el día de ayer (20 de junio 2018). Dado que era un miércoles no nos atendio el teléfono, pero tampoco pudimos dejar un mensaje, porque la comunicación se cortaba. Sería importante que algun clientye de estos dos últimos años deje su comentario.
Aprovechando estos días de sol otoñal salimos a almorzar a este promocionado (fundamentalmente por la visita de Michael Philip "Mick" Jagger) restaurant de Pocitos. El lugar es agradable, de esas casas antiguas del barrio, en una esquina soleada, reformada para su nuevo destino (un par de paredes tiradas abajo para formar un salón de lo que antes eran tres habitaciones), una docena de mesas, con capacidad para unas 30 personas sentadas, que por suerte no estaban ocupadas totalmente, pues entonces no se podría conversar por el ruido del ambiente, una decoración que pretende introducirnos en la cocina indo-pakistaní a que alude el nombre.Tandoor tiene como significado “horno de barro” que es donde habitualmente se cocina en esas región asiatica. La comida fue realmente "fuerte" en sabores entremezclados, con una ensalada Thai de variados ingredientes, entre ellos maní, sésamo, albahaca, espinaca fresca, lechuga, tomates cherry todo condimentado con abundante aceto balsámico. El principal fue una mousakka al estilo griego, con escasa berenjena, servida en un ramekin que conserva bien la temperatura del horno. Descubrimos solamente carne vacuna sin el clásico agregado de carne porcina y también muy condimentada, pero sin sabores picantes. El postre fue un par de bochas de helado de chocolate y mango, al cual se ofrecía guarnecer con un topping de salsa de frutos rojos que no estaba disponible en el momento. Buena atención del personal, que ameritó una buena propina, pero los precios normales nos parecen demasiado altos para el servicio en su conjunto, razón por la cual hay que ampararse en alguna promoción, ya sea de tarjetas o de sitios como "salir a comer". Conclusión: buena experiencia, pero no volveríamos. La relación calidad-precio es superior en otros restaurantes.
Un desastre de atención. Demora injustificada, Cancelación de platos por su demora. Cambio de mozo en la mitad del almuerzo, con la consiguiente repeticion de lo ordenado. Bebidas alejadas de la mesa. Precios que no condicen con tan mala atención. Y eso que no había muchas mesas ocupadas.
Nunca tuvimos una atención tan desastrosa !!! Habíamos hecho una reserva para las 13 horas. Al llegar nos atendieron muy bien, una moza (luego dijo que hacía tres semanas que había comenzado a trabajar allí). Elegimos una mesa en la terraza y se acercó un mozo, que nos tomó el pedido, trajo las bebidas y luego el cubierto, dos ramequines con queso crema y paté de foie. Después de una hora de espera vino la moza y preguntó qué habíamos ordenado. 45 minutos después vinieron los platos de la cocina. Resultado: salimos 2 horas uyy media después de habernos sentado. Un desastre !!!
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09/06/2022
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