Un descubrimiento para recomendar. Domingo, llegamos después del teatro para terminar un día precioso. Compartimos croquetas, un gramajo con boniato nada aceitoso sobre un disco, y una milanesa con quesos que se deshacia en la boca. Una delicia el lugar y los platos. Encantador el patio, las velitas. Las 2 chicas y el personal súper simpáticos. Pocos lugares uno sale tan gratificado.
Muy buen Bar de tapas, lindo jardín, si bien las tapas son demasiado pequeñas, estaban deliciosas. El postre brownie con garrapiñada de almendras muy empalagoso para mi gusto, pero volvería. Con Santander 15%
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